“La ciudad que no vemos” pretende mostrar puntos de vista diferentes de Jerez de la Frontera, perspectivas, recorridos o fachadas que conforman una ciudad hasta ahora invisible y que intentaremos revelar en estos posts.
Hoy empezamos con una calle y un descubrimiento hecho gracias a la Vuelta Ciclista a España que pasó por nuestra ciudad el Sábado. Para ello se retiraron todos los vehículos del recorrido y desde aquí aprovechamos para fotografiar estos espacios completamente liberados de tráfico.
El caso de hoy lo vamos a explicar de una forma muy sencilla; Sarah y James son dos turistas británicos que acaban de llegar a la estación de trenes y nos preguntan por la mejor manera de llegar al centro de la ciudad, el cual están bastante interesados en conocer. Rápidamente les indicamos que sigan por la Calle Corredera y que en diez minutos estarán en la Plaza del Arenal. Esta calle es una vía de acceso tradicional al centro de Jerez, desde la estación de autobuses y trenes prácticamente lo primero que un turista conoce de nuestra ciudad.
El recorrido conforma el borde del arrabal histórico de la Calle Sol y el Barrio de San Miguel con una fachada urbana de un alto valor histórico que en este caso no detallaremos. El problema para Sarah y James es el caos circulatorio de la zona y la degradación de sus espacios públicos. Nuestros colegas ingleses tienen que andar sorteando obstaculos durante estos diez minutos que tardan en llegar al centro de Jerez.
A la mitad de la Calle Corredera, por la acera en sombra, se encuentran con el más incómodo de estos obstáculos, una bolsa de parking donde tienen cuatro opciones:
1. Volver a un paso de peatones situado unos treinta metros atrás y cambiar de acera.
2. Seguir a duras penas por una acera irregular de unos 70cm de ancho.
3. Cruzar la bolsa de parking esquivando los coches que se encuentran aparcados en ella.
4. Cruzar la bolsa de parking a un lado de la carretera jugándose el ser atropellados.
Las primeras experiencias urbanas de Sarah y James son cuanto menos incómodas. Lo interesante es que de no existir esta bolsa de aparcamiento este podría ser un espacio público antesala del centro histórico, es decir, un punto a favor de nuestra ciudad y uno uno en contra como actualmente es.
Esta vez nuestros amigos no han podido admirar las fachadas que conforman esta pequeña plaza porque han estado más ocupados en evitar ser atropellados que en disfrutar del paisaje urbano.